martes, 28 de septiembre de 2010

Impresiones de la conferencia de Carlos González en Alcoy

El sábado tuve la enorme suerte de asistir en Alcoy a la conferencia que dió el Dr. Carlos González  organizado por la asociación de Mare a Mare. Ha sido una suerte que haya podido ir, y también el haber ido con las personas que me han acompañado. En principio íbamos a ir la familia, es decir Miguel, mi hija Sara y yo. Mi marido no hubiese aguantado las dos horas largas que duró la charla, y yo hubiese disfrutado menos de la conferencia sabiendo que él no estaba a gusto. Fuimos mi amiga (a partir de ahora Aurora) y la chica (en adelante Atenea) con la que estamos creando la tribu que os comenté en la entrada del viernes.

Ha sido una suerte que haya podido ir, porque si en vez del Sábado hubiese sido el Domingo, no hubiera ido, porque Sara empezó con fiebre.

La conferencia empezaba a las 17:30h, y llegamos allí a y diez más o menos. Estaba la sala a reventar, se quedó el recinto muy pequeño. Más de la mitad del personal no pudimos sentarnos, eso de los que entramos, porque habían como 80 personas escuchando en el pasillo. La organización creo que se vió un poco sobrepasada, pero bueno, eso es positivo, pues significa que en realidad la crianza y el cuidado de los hijos sí que interesan más de lo que pensamos a veces. El Dr. González estaba firmando libros por lo que nos pusimos a la cola, con tan mala suerte que pararon la cola cuando faltaban tres personas para llegar a nosotras (y no más de diez para terminar la cola, que también la podían haber terminado). Aseguraron que continuaría firmando después de la conferencia, pero a nosotras ya no nos lo firmó, porque nos fuimos sin que terminara el turno de preguntas, a las 20:30, ya que teníamos una hora de camino a casa.

La conferencia duró como he comentado ya, dos horas largas. Fué muy amena. La verdad es que nada nuevo si te has leido sus libros, la conferencia era sobre las necesidades afectivas de los bebés. A mi me pareció un poco un resumen de su libro "Bésame mucho".

Al turno de preguntas no nos quedamos, alcanzamos a escuchar un par de ellas. Una nos hizo mucha gracia por que nos pareció que más que hacer una pregunta la mujer en cuestión se quería poner una medalla: preguntó hasta que edad era bueno el colecho, y después de que Carlos González dijera que no era perjudicial nunca, pero que más o menos entre los dos y los cuatro años los niños suelen aceptar dormir en otra habitación, ella dijo que su hijo de siete años dormía con ella.

La otra pregunta (de las que alcancé a escuchar) que me llamó la atención fué de unos padres que tenían a su bebé desde hacía dos semanas en una incubadora por una operación, no les dejaban tocarle y preguntaban cómo podía afectarle esta situación al bebé. Fué evidente el apuro del Dr. González, que dió varios rodeos en la respuesta, para al final decir que a cada niño le afectaba de forma diferente y que quizás no notaran nada especial, pero que normalmente al salir de la incubadora en sus tiempos de estudiante (cuando no había método canguro) eran niños más demandantes e inseguros. Le costó mucho dar una respuesta, se notó mucho que la intentó suavizar lo máximo posible, preguntando varias veces si no lo podían coger y no lo podían tocar, que los padres le dijeron que no les dejaban en el hospital.

A pesar de que me pareció que no contó nada que no le hubiese leído antes, como es un buen orador, la charla me resultó muy interesante e incluso en varios momentos muy divertida. De hecho espero que no sea la última vez que tenga la oportunidad de escuchar una charla de este pediatra.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Infección de garganta

Os debo un post que tengo a medias sobre la conferencia del Dr. Carlos González a la que asistí el sábado. Lo tengo a medias, pero estoy demasiado cansada para terminarlo, espero que mañana pueda. Hoy el día ha sido duro. Sara está desde ayer Domingo con fiebre, hoy alrededor de 38ºC todo el día, por lo que por supuesto ha estado muy demandante y estoy bastante cansada.

La he llevado al pediatra esta mañana y al parecer tiene infección en la garganta, antibiótico 8 días y apiretal si tiene fiebre (que la tiene). Por cierto que el pediatra, el Dr. Ibáñez, que tanto me gustaba, ha conseguido el sueño de casi todos los médicos que ejercen en Yecla, un traslado a Alicante o a Murcia. Es decir que el pediatra que ha visto a mi hija no lo habíamos visto antes. En la sala de espera, le he preguntado a otra madre que si lo conocía, que que tal era. Su respuesta: "No es el Dr. Ibáñez, le daremos un voto de confianza, pero...". La verdad es que es un poco seco el hombre, aunque no desagradable, sino más bien tímido, creo. Esperemos, más allá de la simpatía personal, que en el acierto en sus diagnósticos y su apoyo a la lactancia si se parezca al Dr. Ibáñez.

Hoy no escribo más, como he dicho estoy cansada, me perdonaréis que me retire con una entrada tan corta. Espero que l@s que tenéis peques tengan mejor salud que la mía. Mañana será otro día. Buenas noches.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Creando una tribu

Hay un proverbio africano que dice: "Para educar a un niño hace falta una tribu entera". Le he copiado el proverbio al blog de "Una mamá contra corriente". Ya he comentado alguna vez que vivo alejada de lo que yo considero mi tribu, es decir, mi familia y mis amigos de toda la vida. Me he sentido sola muchas veces a lo largo de los casi seis años que llevo viviendo en Yecla. Esto se ha hecho más patente cuando nació Sara, me he sentido más sola que nunca, y aunque soy bastante independiente y me gustar hacer y deshacer a mi voluntad, a veces es duro no tener tiempo para tu cuidado básico. Hace meses que debería haberme cortado el pelo, por ejemplo.

A raíz de las clases de preparación al parto conocí a una mamá que tampoco es de Yecla, como yo, se vino a vivir aquí al conocer a su marido, por lo que está en mi misma situación. Eso ha hecho que en el año y pico que hace que nos conocemos nuestra amistad sea bastante firme. Por su profesión está en contacto con mamás y bebes de forma continua.

De esta forma ha conocido a una chica que está a tres semanas de dar a luz que es extranjera y le comentó que está bastante agobiada por dar a luz tan lejos de su casa, de no conocer a nadie en Yecla por ella misma, sino que todos son conocidos del padre de su hijo. Nuestra misma situación, nuestros mismos miedos. Nosotras hemos hablado muchas veces lo absolutamente solas que nos sentimos en el postparto de nuestros hijos, lo durísimos que fueron esos primeros días. Muchas veces nos hemos felicitado de habernos encontrado, pero pensamos que hubiesen sido esos días más fáciles de habernos tenido la una a la otra. Mi amiga sabía que aún sin conocer a la chica estaría dispuesta a darle mi apoyo si eso puede evitarle sentirse así de desamparada. Así que nos vamos a conocer si todo va bien este fin de semana. Un pequeño grupo de apoyo a una mamá reciente, estamos creando una pequeña tribu para un bebé que está por nacer. Deseadnos suerte.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Hubiese preferido que llorara.

Como os comenté, Sara no ha llorado casi nada en esta adaptación a la guardería. La dejo tan campante por el aula y la recojo como si hubiesen pasado menos de cinco minutos. Al parecer todo iba viento en popa. Yo orgullosa de lo valiente y fuerte que es mi niña. Alguna noche ha dormido peor pero nada del otro mundo. Y ayer, al cambiarla para irnos a una comida familiar, le vi un eccema.

Este mediodía una de las cuidadoras de la guardería me ha preguntado precisamente si estaba durmiendo peor, o si le había salido alguna roncha o eccema. Le he enseñado el eccema. Ella piensa también que es la forma en la que está sacando el estrés. Me ha comentado que estaba preocupada por Sara, porque no manifiesta ningún malestar en la guardería, que siempre está contenta, y por eso quería preguntarme y advertirme que por su experiencia estos niños que no lloran suelen sacar el estrés en forma de enfermedad. Y ahí está el brote de piel atópica de mi hija para confirmar su teoría.

Sería mejor que hubiese llorado los primeros días, y se hubiese desahogado. Hubiéramos podido consolarla y explicarle. Hemos tenido buen cuidado en darle todo el cariño que nos ha reclamado, pero tampoco ha manifestado mucho. Ahora toca curarle la piel y evitar que se rasque, sabiendo que en realidad le duele un poquito más adentro, pero si no lo expresa ¿cómo le consuelo? Me duele pensar que quizás sea siempre así. Me gustaría que en futuro sus dolores morales, el estrés, el malestar de los sentimientos los supiera expresar y nos dejara ayudarla y acompañarla de mejor manera que con cremas para la piel atópica. Porque en la vida se sufren de muchos dolores sentimentales y es bueno y saludable saber expresarlos adecuadamente. Espero ser capaz de enseñarla a hacerlo.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Las patas debidas

Pues que tengo un poco abandonado a mi Leo en el blog (sólo en el blog, que quede claro). La verdad es que Leo  ni por comportamiento ni por su estado de salud me preocupa ahora mismo, y como con Sara sí que ha habido cosas que me han preocupado, ha ocupado más espacio en el blog (y en mi cabeza).

La semana pasada fui de visita al veterinario con Leo. Visita rutinaria y vacuna de la rabia. Y fui sola aprovechando el rato que Sara estaba en la guardería. Pues vaya cosa pensareis. Pues si, pero es que desde que tuve a Sara, esto tan rutinario de llevar al Leo al veterinario era una historia, porque el local tiene una tirada de escaleras para subir bastante apañada. Ir con Leo y el carro imposible, ir con Leo y Sara en la bandolera, subir bien pero ¿y si me tira por las escaleras al bajar? que Leo ronda los 40 Kg de animal. Descartado. Así que siempre tenía que ir acompañada, la época que hemos tenido que ir cada 48 horas para pincharle ha sido una odisea, así que la semana pasada me sentí bastante liberada al poder ir yo sola al veterinario sin acompañante.

Como os digo Leo está fenomenal, ha perdido algún kilito y todo, Iñaki le revisó para ver si había alguna herida que no hubiésemos visto en casa y todo en orden, cruzaremos los dedos a ver cuánto nos dura. Mi Leo se merece un tiempo de disfrutar un poco de dejar de ver agujas y soportar curas dolorosas. El verano le ha sentado muy bien, y eso que lo dejamos en una residencia canina los días que estuvimos en León. Y estos días que Miguel está recogiendo almendra el está viviendo sus vacaciones particulares. En el campo zascandileando, llega cansadísimo a casa, con una cara perruna de felicidad indescriptible. Esperemos que dure un tiempito este oasis de alegría y tranquilidad.

martes, 14 de septiembre de 2010

Los abuelos de mi hija.

Me da algo de envidia cuando me comentan otras mamás, "mi madre me cuida al niño" o "mi suegro lo recoge de la guardería" o "viene y se lo lleva a pasear". Los abuelos de mi hija no hacen nada de eso. En nuestro caso, los abuelos no ayudan casi nada, y pareciera que no recuerden lo que es tener un niño pequeño en casa.

Quizás peque de injusta, es posible, y quizás estas reflexiones vienen porque este fin de semana hemos tenido sobredosis de abuelitos, y me duele la lengua de mordermela. Puede que sea eso. En realidad no sé si voy a atreverme a publicar esto, porque este blog es menos anónimo de lo que debiera para escribir depende de que temas familiares. Lo escribo como descargo, y luego ya veremos.

Por un lado mis padres, que viven a 500 Km. pero que para ellos venir a ver a la nieta es irse a un pueblo que está a 60 Km. de este, porque allí tienen casa. Y ahora vas tu y me traes a la nieta que la vea, que yo ya he venido hasta mi casa. En julio estuvieron tres semanas y la vieron tres veces porque yo se la llevé las tres veces. Esta vez han estado una semana. Yo no estaba dispuesta a hacer pasar a mi hija por dos horas de coche después de pasar la mañana en la guardería. Lo siento, pero mi hija es lo primero. Así que se dignaron a venir el viernes a Yecla, no sin lanzarme indirectas los días anteriores a ver si se ahorraban el viaje.Y durante la visita más pullitas sobre lo poco que ven a la nieta y que cuando van a ver a todos sus nietos juntos. Se ve que la única con obligación de hacer visitas soy yo, los demás pueden esperar en sus casas a que les visiten.

Es feria en Yecla este fin de semana, y queríamos por lo menos un día llevar a Sara, entre eso y que Miguel esta recogiendo la almendra, el sábado nos quedamos aquí. El domingo después de comer, me cojo a mi hija y parto la familia y el fin de semana largo (ayer Lunes era festivo en Yecla) en dos, para que mis padres vean a Sara. Miguel y Leo se quedan, recogiendo almendra y disfrutando de la feria . Miguel fué el Lunes a comer con mis padres y nosotras para volvernos juntos. Ha sido un día entero sólo que escuchando críticas a mi hermana y a mi cuñada. A la una por tener veinte años y hacer cosas propias de su edad y a la otra por haber decidido llevar a los niños a la guardería (yo también la llevo, o sea que me doy por aludida), comprarles demasiada ropa y un montón de comentarios derivados de haber estado ayudando con los mellizos durante meses en su casa. Y mi madre no es de las que se calla, porque muchas veces habla y luego piensa lo que ha dicho (a veces ni esto último) no me extraña que mi hermano y mi cuñada quieran recuperar su intimidad y empezar a construir ellos dos con sus hijos su propio ritmo familiar. Además no se da cuenta el daño que me producen frases como "ea, yo ya les he dicho que para lo que quieran estamos ahí", cuando para mi siguen estando "ahí", no se plantean otra cosa, con la diferencia que el "ahí" es a 500km o a 60km, o sea, como si no hubiera nadie. Luego todos los hijos y todos los nietos somos iguales, claro, y el lobo tiró la casa del cerdito soplando.

Y por el otro lado mis suegros. Ayer noche volvimos, y ya los cuatro reunidos en casa, cenamos y nos disponemos a poner a dormir a Sara, cuando ya estaba más tranquila y parecía que íbamos a conseguir que se durmiera vinieron mis suegros de visita. Eran las diez y media de la noche. Mis suegros si que viven en Yecla, y tal vez se pueda pensar que nos echan una manita. Alguna vez, como anoche, es una mano al cuello. Conseguimos dormir a Sara finalmente a las once y cuarto.

Tuve que dejar a Sara con mi suegra al reincorporarme a trabajar. Fué sólo mes y medio, porque me echaron del trabajo. No hubo ninguna semana que no me fallara algún día, y lo peor es que me lo decía sin previo aviso, cuando ella sí que lo sabía con antelación. Uno de los días ,por ejemplo, yo me enteré a las ocho y media de la noche del día anterior, y al llamarla para preguntarle me dijo que como ya se lo había dicho a mi cuñado pensaba que yo lo sabía (?), y que ellos (mi cuñado y ella) habían pensado que a Sara se la quedaba cuidando Miguel (pero yo le había preguntado a Miguel y él tampoco sabía nada). Me pasé el mes y medio con un ay en el pecho pensando si al día siguiente seguro que tenía canguro o tenía que improvisar algo. Con la de gente que conozco de mi confianza en este pueblo (notese el tono irónico). Esa es una de las razones por las que al quedarme parada hablamos con Miguel que hasta que no me cogieran la niña en una guardería yo no volvía a buscar trabajo, y es que en realidad no tenemos con quien dejarla, su propio hijo tuvo que admitir que con mi suegra no podíamos contar.

Esta mañana hablando con una mama de la guardería me ha comentado que su madre le iba a recoger al niño al mediodía, y me ha dado una punzada de envidia. Y sé que en muchas ocasiones las manitas de los abuelos conlleva el tragar que traten a tu hijo de una forma que quizás no es la que más te agrade a ti. Pero creo que mi hija se está perdiendo algo que yo  tampoco tuve en la relación con sus abuelos, y me duele que tenga tanta mala suerte y que por una razón o por otra no vaya a tener tanta relación con ellos como otros niños de su entorno. En mi caso también fué así y me daba perfecta cuenta que mis abuelos no me trataban como los abuelos de los demás, y como lo recuerdo con dolor, me duele por mi hija.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Adaptación a la guardería

Llevamos dos días de adaptación a la guardería con Sara. De momento va una hora y media. Pero parece que le cunde como si fueran ocho. Al parecer no llora, y de hecho cuando he ido a recogerla tanto ayer como hoy no tenía prisa por salir. Hoy, por ejemplo, la he cogido en brazos y ella señalaba a los juguetes del aula, sin parar de hablar en la lengua élfica en que intenta hablar. Pero debe pasar muchos nervios aunque no llora, porque está reventada de cansancio. Ayer durmió dos horas y media de siesta, la tuve que despertar para evitar que nos diera serenata por la noche, y hoy va por el mismo camino. Cuando vaya toda la semana ¿que siesta me va a hacer?

Por otro lado, y como hace la siesta tan larga, con eso, la siesta de la mañana y la hora y media de la guardería, me he visto de pronto con tiempo libre. Increible. La casa más ordenada de lo que ha estado desde que nació Sara (o antes) y tiempo para leer. Eso si, yo estoy casi igual de cansada que ella, porque a mi también me comen los nervios. Espero que nos tranquilicemos las dos y nos adaptemos a esta nueva etapa rápidamente.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Poema

Este poema te lo envió tu tía Iris manuscrito el día que naciste. Lo leímos la abuela y yo a las pocas horas de nacer. Hoy nuevamente te lo regalo, princesa, hoy que empiezas con la guardería una nueva etapa.

"Ya se quedó dormida la muchachita.
Cerró de nuevo su corazón de palma.
Terminó su lección de 24 horas en que la vida
es un juguete que se arma y desarma.
¡Qué linda se ve mi muchachita dormida!
Parece un mar que se quedara quieto de repente,
o una canción que no necesitara viento para oírse;
mi muchachita-milagro, mi deslumbrante mujercita
en miniatura...

Pequeña y misteriosa mano, pestañas que salieron de mi vientre.
¿Dónde estará escondida esa maravillosa fuerza
que me tejió por dentro esa muñeca?
¿Cómo fué que el amor floreció de esta manera?
¡Que estrella me reventó en el sexo
y me entregó este chiquito planeta perfecto...!
Gioconda Belli

martes, 7 de septiembre de 2010

Las mamás de la guardería

Una de mis inquietudes al llevar a Sara a la guardería, es que Sara se duerme con la teta. Me daba un poco de reparo sobre lo que pudieran comentar sus cuidadoras al respecto, y cómo manejará mi hija el ponerse a dormir solita, bueno, con nueve niños más. En la reunión de la guardería del jueves pasado nos preguntó la cuidadora cómo se quedaban dormidos los niños en casa.

Para mi sorpresa (nuestra sorpresa mutua) habiamos cuatro mamás que dormimos a nuestros bebés con la teta. Todas pensábamos que seríamos las únicas. Cuatro bebés amamantados de más de un año de diez, creo que no está mal. Además el resto de las mamás también estaban preocupadas por el momento de sueño porque todas dormían a sus bebés en brazos o en la cuna pero acompañándoles y cantándoles. La cuidadora nos tranquilizó a todas, diciendo que no va a ser ningún trauma el momento de dormir, que llegan a la hora de la siesta tan cansados que se suelen dormir sin demasiados problemas. Si alguno ven que no se duerme, se lo llevan del dormitorio y listo.

Fué muy curioso el momento de reconocimiento mutuo de madres amamantadoras. Después de la reunión tres de nosotras nos pusimos a hablar de ello, habíamos llegado dar el pecho más de un año sin plantearnoslo y sin darnos cuenta. Simplemente nos esta siendo cómodo, vemos a nuestros hijos que disfrutan y ya son sólo tres o cuatro tomas al día, que no cuestan ningún esfuerzo. Ninguna nos planteábamos destetarlos de momento. La verdad es que fué muy agradable encontrarme con madres que también siguen dando el pecho después del año y no sentirme un marciano verde. Por lo que hablamos, tienen unas ideas similares a las mías en la crianza de sus bebés. ¿Dónde han estado estos meses?

Espero que estas buenas sensaciones con las mamás de la guardería se confirmen en los siguientes días, ya que son las madres de los probables amigos de mi niña, ya que la mayoría de los niños de esta guardería pasarán a la escuela del barrio, con lo que irán durante muchos años juntos a clase, y las mamás tenemos por delante muchos años de relación entre nosotras. De momento pinta bien.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Primeros besos



Esta mañana Miguel se ha ido a recoger la almendra tempranito. A media mañana, cuando la nena se ha despertado de su siesta mañanera, nos hemos visto para comer tortas fritas. Siempre vamos a un local que es donde más nos gustan. Estando allí ha entrado una niña de unos tres años, y la hemos saludado, lo típico con niños '¿como te llamas?' y esas cosas. En estas la nena le da un beso en la cara a Sara y le dice 'Ahora tú'. Yo estaba a punto de decir que no sabía dar besos, cuando mi hija a acercado la boca y ha sonado un gran  MUAC. ¡¡El primer besito de mi hija se lo ha dado a una niña desconocida!! Me ha dado una envidia terrible.

Pero me he resarcido esta tarde, porque los cuatro siguientes me los ha dado a mí. Como he dicho Miguel estaba recogiendo almendra, y nosotras hemos ido a mediodía al campo para comer allí (y evitar que se pasara todo el Domingo trabajando como un mulo). Ya por la tarde, cuando estábamos recogiendo todo para volver a casa, tenía a Sara cogida en brazos. Le he dado un beso y le digo 'Ahora la Sara a la mama' y le he puesto la cara, la verdad sin demasiada fe. Y entonces me ha dado un beso fortísimo apretando y todo. Maaas bonito. Se me han saltado las lágrimas, que fuerte. Además me da el beso y me mira a la cara con esa sonrisa suya que me desmonta. Después le he pedido otro, y otro y otro. ¡¡Cuatro besitos para mamá!! Además me ha hecho ilusión que me los diera allí en el campo, en la casa que Papá está levantando con sus manos, para que sea nuestro hogar. Si buscáis hoy en el diccionario la palabra feliz, seguro que hay una foto con mi cara.


viernes, 3 de septiembre de 2010

Primer contacto guardería

Ayer tuve reunión de la guardería, toma de contacto con las cuidadoras, los otros papás (fueron dos parejas completas, el resto todo mamás), a las ocho de la tarde, sin niños. El Miguel se quedó en casa con la peque, por eso no me acompañó. Llegué tarde para empezar con buen pie, me confundí, estaba convencida que la reunión era a las 20:30h.

La verdad que la reunión me gustó, hay diez niños por aula. Una cuidadora fija y otra de refuerzo que se reparte entre dos aulas. Nos explicaron los objetivos del curso, que básicamente este trimestre son que se acostumbren a ir a la guardería, y cojan un poco la rutina. Nos explicaron las normas: sobretodo horarios y  que no se lleven chucherías ni bollería industrial para los almuerzos. Y recalcaron la importancia del periodo de adaptación y del papel de los padres en él. Esta parte me gustó mucho porque no ningunearon lo mal que lo pasan al entrar en la guardería. Nos advirtieron que seguramente los niños sacarían la angustia en casa en forma de mal comportamiento, durmiendo mal, comiendo peor o incluso con diarreas o vómitos, y nos dijo que sobretodo fuéramos muy comprensivos, que en todo este proceso ellos tenían que sentirse seguros del cariño de sus padres para aceptar la separación en la guardería.

Después entraron los de la asociación de padres, y pidieron dos voluntarios para vocales en la asociación. Me pareció obvio que por coherencia me tenía que presentar: toda mi vida he estado asociada e implicada activamente en cuestiones mucho menos importantes que la educación de mi hija. Así que ya iré contando cómo va la experiencia. Nos invitaron a un pequeño piscolabis para acabar la reunión, pero claro, como siempre me pasa, las madres eran amigas entre ellas y se hicieron grupitos, a lo que yo después de unos minutos prudenciales, me fui a mi casa.

Por último esta mañana teníamos entrevista con la cuidadora, ya ahora sí con Sara. Que si duerme, que como come, si anda y ese tipo de información. Pero lo importante era que Sara conociera un poquito su aula y a Cristina y MªJosé.La hemos dejado en el suelo y ha ido explorando todo el aula, le ha dado la mano a una de las cuidadoras y han jugado un poquito con ella. Cristina me ha comentado que lo hacen así para que el primer día no sea dejarla en un lugar nuevo con todo de gente nueva, ya conoce un poco el aula y a las cuidadoras, y además recordará que se lo ha pasado muy bien allí (porque se lo ha pasado pipa). La verdad que el planteamiento me ha parecido muy coherente y respetuoso con el ritmo de los niños. Claro que eso hace que no sea el Lunes cuando empieza sino el Miércoles. Al principio una horita al día y según como se adapte se van alargando los tiempos.

Lo que he dicho al principio, me ha gustado bastante, y me ha dejado más tranquila sobre el hecho de dejar a Sara en la guardería. Decisión sobre la que no estoy muy segura porque realmente a mi me gustaría seguir con ella en casa, pero el paro se acaba y tengo que encontrar trabajo ya. Por lo menos la guardería donde la dejo me parece una buena elección. Ya iré contando cómo nos va.

jueves, 2 de septiembre de 2010

La bolsita de mi merienda de Sara


Hoy me ha llegado esto por correo. Justo hoy que tengo reunión de toma de contacto en la guardería de Sara, conocer a la cuidadora y todo eso. Precisamente esta semana que estoy hecha un flanillo porque el Lunes empieza Sara la guardería. Me lo han enviado MªCarmen y Jorge desde Badalona. Por supuesto, no podía ser otra que MªCarmen.

MªCarmen es mi amiga de toda la vida. Literalmente. Tengo poquísimos recuerdos de mi infancia anterior a conocer a MªCarmen.  El porque nos hicimos amigas es un misterio, íbamos al mismo cole pero ella era un curso más pequeña, no éramos vecinas, nuestras madres no se conocían... Y nos hicimos inseparables casi al instante, al punto que en clase siempre me preguntaban que si éramos hermanas o primas (no entendían que fuese amiga de una niña más pequeña sin relación familiar, creo).

Después vino la adolescencia, ella fué a la universidad y yo no, ella tuvo muchos años un noviazgo superformal y yo tampoco. En fin crecimos en rumbos distintos y hubo unos años en que, aún manteniendo el contacto, nos perdimos un poco.

Entonces tuvo una crisis personal en su vida, y la vi bastante desamparada. Rompió con su novio superformal después de años de relación y la mayoría de los "amigos comunes" la hicieron de lado. Nuestra relación como digo se había enfriado, pero me hice el firme propósito de que supiera que estaba allí para lo que necesitara, y la llamaba puntualmente cada 15 días. Si quería verme quedábamos, si quería hablar hablábamos. Si no le apetecía hasta dentro de 15 días no iba a tener noticias mías. Fué muy duro para mi verla tan rota cuando yo había creído que su vida iba bien. Me dolía darme cuenta que muchas cosas que le pasaban no me las decía porque habíamos perdido la confianza que habíamos tenido tiempo atrás. Nunca me perdonaré que mi dejadez casi me hiciera perder a la mejor de las amigas.

Este mes de octubre va a hacer seis años que me casé y me vine a vivir a Yecla. De Badalona puedo contar con los dedos de una mano los amigos que me quedan. Y me sobran varios dedos. MªCarmen ha sido en este tiempo la única amiga que ha venido a visitarme, la única que después del primer año se ha acordado de todos mis cumpleaños, la única que ha venido a conocer a Sara. Es la única capaz de recordar cuándo mi hija va a empezar la guardería y de comprender la ilusión que me hace que me envíe esta bolsita, y ver su letra en la nota. Debo haber hecho algo bueno en la vida para merecer que alguien como ella sea mi amiga. Porque MªCarmen es mi amiga del alma (y ahora ella debería responder que yo soy su espíritu afín).

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Te puede atropellar un coche

Ayer efectivamente, cuándo acabé la entrada, a Sara le empezó a subir la fiebre por las vacunas. Fué una tarde de llantos y mucha teta. Ya sé que no es nada del otro mundo, pero como no estoy acostumbrada a que mi peque esté malita, pues la verdad acabé agotada. Así que a las siete de la tarde monté a mi niña en el carro, le puse a Leo su correa y a la calle, a airearnos.

Yo que salgo a la calle con estas buenas intenciones de relajarme y disfrutar de un paseo con mis fieritas y en todo el portal de mi casa me fastidian el paseo. Hace unos días en Bebés y más preguntaban si intenvendrías ante una bofetada, no intervine en la conversación porque realmente no sabía que reacción tendría si presenciara una bofetada. Ale ya lo sé, no intervine, me cuento entre las cobardes, no estoy orgullosa de ello, pero es lo que hay.

La escena fué esta. Dos mamás paseando, una con un carrito y otra con un niño de no más de tres años. El niño mayorcito iba varios metros (para mi criterio muchos metros) por delante de las mamás y en un momento dado, no se porqué se le ocurrió cruzar la calle y dicho y hecho. La madre del nene se enteró por el grito que yo pegué, porque estaba muy enfrascada en la conversación. Logró alcanzar al niño ya en la acera contraria. Le pegó varios azotes en el culo sin mediar palabra, luego le dijo "Te he dicho muchas veces que no cruces ¿es que eres tonto?" se lo llevó arrastrando y, en medio de la calle paró para arrearle otro azote "que no llores". Cuando alcanzó a la otra madre en la acera, la otra chica fué la primera en explicarle algo al niño "Te puede atropellar un coche y te haces mucha pupa".

No intervine porque me dejó toda la escena paralizada, y ellas giraron casi inmediatamente en la siguiente esquina. Tampoco la mamá me dió las gracias por haberla avisado que su hijo estaba cruzando la calle, si no hubiese reaccionado para decirle algo, pero para cuando me quise dar cuenta estaban ya alejadas. No es por justificarme, siempre me pasa en las mejores, que no reacciono. Mi madre siempre ha dicho que tengo horchata en las venas.

Tampoco sé exactamente que le hubiese dicho, porque los errores no empezaron con los azotes. De principio que nada hubiera ocurrido si ese niño hubiese ido andando por la calle de la mano de su madre. Es cierto que en Yecla hay calles muy tranquilas, en las que puedes darle un poco de cancha a un niño, pero mi calle no es una de ellas. Es una calle de dos direcciones donde los coches hacen una curva sin demasiada visibilidad y, muy frecuentemente, a gran velocidad. Tuvieron mucha suerte que no pasara nadie en ese momento, porque da a una de las arterias principales del pueblo y suele tener bastante tráfico. Por lo que no entiendo que dejara a ese niño andar suelto y tan adelantado.

Y luego los azotes, que claramente fueron una descarga, el mejor de todos el de "no llores". Cuando el niño hi´zo sólo lo que cabe imaginarse de un niño a esa edad. Los que tiene que prever que hay peligro y evitarlo son los padres. El nene debía haber ido de la mano de su madre, o más cerca de las mujeres y claramente su madre debía haber ido más pendiente de su hijo. Seguramente por eso pegó a su hijo,  por la rabia de haber fallado ella. Y puedo llegar a entender que pasó un miedo terrible al ver a su niño en medio de la calle, pero nada de lo que hizo evitará que vuelva a sucederle, porque no le explicó nada al niño, y al volver a la acera volvió a soltarle de la mano. Y eso es lo peor, que mañana este nene puede no tener tanta suerte.