jueves, 5 de mayo de 2011

De celos

Estoy en la semana 33 de embarazo. Todo está yendo bastante bien a nivel físico, he tenido un par de tardes que me han dado contracciones, pero vamos, en general me encuentro bien, algo cansada, pero con la barriga que llevo a cuestas, atender a Sara y la casa y Leo, me parece que es normal.

Mis dos bichillos estas dos últimas semanas parecen haberse puesto de acuerdo para darme más faena. Por un lado está Leo, que como a buen animal, la primavera la sangre le altera. O sea, que el pobre anda cardíaco porque todas las perras del barrio andan en celo, y las hormonas están en el aire. Además está cambiando al pelo de verano, por lo que cuidarle estos días también se complica: hay que cepillarle más y aún así suelta una cantidad ingente de pelo. Va alterado en los paseos, olisqueando y tirando mucho de la correa. Eso en cuanto a su comportamiento. Además estos días has de ir pendiente del comportamiento de los demás perros, en especial de los perros cuyos dueños son tan irresponsables de llevarlos sin correa. Yo puedo llegar a entender que un perro pequeño impone menos y a la gente le importe poco que vaya suelto y el dueño el resto del año se aproveche de eso, pero estamos en la época de los celos de las perras. Los perros por el pueblo siempre deben ir atados, y en esta época más que nunca, porque sus reacciones no son las normales, en estos días todos los perros son más propensos a las peleas. Con lo fácil que es evitar esto si todos los animales van como es debido.

Respecto a si Leo está alterado por la venida de Nuria, o si es posible que le den celos a él, es una posibilidad que, teniendo la experiencia de cómo se comportó cuando nació Sara, no me preocupa en absoluto. Por supuesto volveremos a seguir las mismas pautas de presentación que nos fueron tan bien con Sara y estaremos vigilantes a cualquier cambio con respecto a su relación con las niñas, y continuaremos con la norma básica de que niñas y perro nunca se dejan solos.

 
 
La que sí me preocupa es Sara. Que ya está empezando a tener manifestaciones de celos. En casa  habíamos notado a la niña más llorona hacía días, y últimamente hace varios despertares en la noche, ella que tan bien duerme normalmente. Pero como también pasó en Semana Santa unos días complicados porque estuvo con conjuntivitis, mucha congestión y fiebre, pensábamos que quizás era que no se había acabado de recuperar.

Pero ayer al recogerla de la guardería sus cuidadoras, Cristina y MªJosé me comentaron que ellas estaban notando celos en Sara. Lleva esta semana sin dormir en la guardería, y al parecer está toda la mañana abrazada a ellas y con muchos episodios de llanto, cosa que les llama la atención mucho, porque normalmente rara vez llora. Me aconsejaron que la mimemos mucho, e intentemos que las atenciones sean en positivo ("oh que bien ha hecho esto Sara") y evitemos reñirle para que no entre en una dinámica de portarse mal para llamar la atención. Sobretodo que una vez nazca Nuria la impliquemos todo lo posible en su cuidado (teniendo en cuenta que tiene 2 añitos, no se como va a ser eso...) Y si ya ha empezado a pasarlo mal cuando aún queda mes y pico para que nazca su hermana, me agobia pensar cómo lo va a pasar después.

Ayer una buena amiga me dijo que estaba preocupada por mí, por cómo iba a poder organizarme con la llegada de Núria. Le agradezco la preocupación, sé la primera que lo voy a pasar apurada unos cuantos meses (o el primer año) con las dos niñas pequeñas y todo. Pero al fin y al cabo es algo que he decidido yo, como persona adulta y madre, conscientemente. Pero me duele el dolor de mi hija, que no ha decidido nada de los cambios que se avecinan en su vida. Desde aquí a las que ya teneis experiencia, por favor, dadme consejos para ayudar a mi princesa a sobrellevar este cambio.