Hoy me he comprado un vestido en el mercado de Yecla. Y seguramente pensareis que este hecho no merece una entrada en el blog, a lo mejor teneis razón, pero es que me ha hecho mucha ilusión.
Nada del otro mundo, un vestidito azul, de estos un poco hippies de tirantes, con alguna lentejuela. De esos que hay gente que lleva para andar por casa o para bajar al la playa. Un vestido sin más. ¿Y cuál es el misterio? ¡Pues que hace 15 meses que no me pongo vestidos!
Como estoy amamantando a Sara, la opción más cómoda son los pantalones o faldas y una camiseta. La verdad es que yo casi nunca llevo vestidos, pero basta con que sepas que algo no puedes para que te llame la atención. Así que llevaba unos meses mirando con envidia a toda mujer con un vestido puesto. Y hoy cuando los he visto allí en el puesto, a tan buen precio...no me he podido resistir. Tampoco me he resistido a estrenarlo esta misma tarde para el paseo. Después de unos meses, desde que me quedé parada, muy centrada en cuidar de Sara, me apetece cuidarme un poco más, y darme algún pequeño capricho.
Creo además que Sara ha notado el buen humor que me ha generado la compra, porque hoy se reía más de lo habitual. Es importante estar de buen humor con los niños, ellos lo agradecen. Un poco frívola me ha quedado esta entrada, la verdad. Pero bueno, no todo van a ser sesudas reflexiones, y menos con este calor que no acompaña mucho. En Yecla hemos llegado hoy a los 38ºC.
Pues muy bien que me parece oye, no solo van a ser compras para Sara no??
ResponderEliminarDe vez en cuando, es bueno darse un caprichito, si señor.
Venga, que ya queda menos para irnos nosotras tambien del pueblo!!!