El sábado por la tarde estuvimos en la playa, en la de Alicante para más datos. Fuimos sólo medio día porque con el tono de piel blanco nuclear de la mengaja, estar más rato nos parece temerario. Aunque sólo era para un ratito nos plantamos con todo el equipo: sombrilla, esterilla, tres toallas, crema solar para la mengaja, crema solar para los papás, cubo y pala, flotador, merienda para la nena, agua para todos y cámara de fotos.
Como Sara de la manita ya aguanta bastante andando (aunque aún no se ha soltado, creo que porque ha cogido miedo) decidimos no coger el carro para ir a la playa. Lo que no recordaba yo es que las chanclas de mi niña eran muy graciosas, y pitan con cada pisada. Una vergüenza absoluta, toda la gente mirando por el paseo de Alicante y nuestra niña piii piii piii, al minuto yo ya tenía un dolor de cabeza que para que os cuento. El pitar se va a acabar, a ver como le arranco los pitos sin romperlo. Una vez llegamos a la arena le quitamos las chanclas, por supuesto. Pusimos la sombrilla y la esterilla y una toalla (más que nada para marcar territorio) y al agua patos.
Podemos prescindir del flotador, al principio se lo pusimos pero, sin llegar a llorar, estaba claro que no le molaba el invento. Así que la cogimos en brazos, y tampoco parecía estar muy conforme. El cubo y la pala también nos lo podemos ahorrar, nos sentamos para jugar con ellos y la mama se quedó con las ganas de usarlos (con lo bien que me lo pasaba cuando mi hermana era pequeña). Huía gateando, así que nada. Ya pensábamos que nada de la playa le gustaría a Sara (papá encantado porque hay que llevarle a rastras) cuando nos pusimos a pasear por la arena de la manita, y la kamikaze entonces se quería meter en el agua de cabeza. De pie cogida de las manitas, es como le gusta el mar. Jugar a saltar las olas y chapotear con una mano. Así los próximos días (si Miguel, he escrito próximos en plural) podemos ir con menos equipaje.
Una cosa que me preocupaba un poco era el momento de la merienda. No porque la mengaja coma mal, no puedo quejarme en absoluto, sino qué llevarle para darle en la playa, con la arena y todo eso. Así que como estaba indecisa me llevé un poco de todo. Menos mal porque comió hasta por las orejas: Pan con jamón serrano, fruta a trozos, petite suisse y tetita. Suerte de la teta si no yo creo que se hubiera quedado con hambre.
Una anécdota, cuándo ya salimos de la arena, me puse a darle teta en el paseo mientras papá iba a por el carro para dar una vuelta y que se nos secara un poco más el pelo y eso...Pues había un puestecito de estos que hacen trencitas al lado del banco que yo estaba sentada y la mujer de las trencitas se ofrecía a toda mujer que pasaba "¿quieres trenzas guapa? ¿quieres trenzas guapa?". En un momento se giro y me dijo :"¿Y la mamá quiere trenzas?". Exijo mi piropo, ¡¡o es que las mamás no somos guapas!!!
Lo que sí es un rollo es que la playa esté a una hora de viaje, porque Sara sale de la playa cansada y se duerme en el coche, con lo que recarga pilas y por la noche no hay quien la duerma. Y sus papás salen también cansados de la playa, pero sin esa opción de recarga (bueno la mamá como no conduce si se hecha un mocholadita). Total que el Domingo estábamos para el arrastre, queríamos ir al campito pero se quedó en las intenciones.
jajajaja, pero qué enganchada me tienen vuestras "batallitas"!!!!! y claro, por aquello de conoceros... yo es que les pongo vida en mi imaginacion, con lo cual.... es como si las viviera a vuestro lado!!!! jajajajaja.
ResponderEliminarJunta todos estos capítulos, y ve preparando el libro, que seguro que a toda madre primeriza le vendría fenomenal, vamos, yo lo compraba!! Aventuras y desventuras de una madre primeriza!!!!
Ya sabes, como diría Marta Sánchez..... soy yoooooooo (Bego)
Bienvenida, gracias por salir del lado oscuro de la fuerza, jajaja. Me has pillado, el sueño de mi vida es escribir un libro...es más fácil ir escribiendo cositas cada día. Nos leemos (y espero que nos veamos también).
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