Hoy hemos tenido la revisión de los quince meses de Sara. En realidad Sara cumple los meses el 18, y normalmente le pasan revisión ese mismo día. Pero este mes nos lo dieron más tarde. Yo pensé que era para que Pilar, su enfermera, ya estuviera de vuelta de vacaciones. Pues no, ni ella ni su compañera. En mi centro de salud hay dos consultas de pediatría, pues de los dos médicos y las dos enfermeras habituales estaba un médico. Un sólo enfermero que era suplente atendiendo las revisiones programadas de las dos consultas de enfermería, el pobre muchacho se le notaba que estaba como un gato en un garaje, no sabía por dónde meterse. No me extraña, no estás en tu puesto y encima te programan doble, el chico hacía lo que podía para desatascar, pero milagritos a Lourdes. Nosotros teníamos cita a las 11:15 y nos han cogido una hora después (o más, al final he dejado de mirar el reloj). ¿No lo podrían organizar mejor? Deben saber con antelación cuando van a coger vacaciones, que no programen las dos consultas hasta la bandera si saben que sólo va a pasarse una y encima no va a ser tu compañera habitual la que la pase.
La revisión
La revisión en sí ha ido muy bien, sin sorpresas. De altura se sale de la gráfica, está por encima del percentil 97. Por si alguien se pregunta de dónde ha sacado esta talla mi hija, de su madre no ha sido, Miguel mide 1.90m. De peso en el 55, me ha recalcado el enfermero que es un peso normal, que está en la media, que es normal. Yo me sonreía para mis adentros, después de haber estado los seis primeros meses de vida bordeando el percentil 3 (por debajo), el 55 me parece gloria bendita. Está lejos de tener morcillitas en las piernas, pero está sana y fuerte que es lo que interesa.
Le ha revisado también los reflejos, y nos ha preguntado sobre su desarrollo psicomotor y todo está perfecto. No, aún no anda, pero nos ha confirmado que a esta edad es normal ( yo lo dudaba ya, tanto que te dice todo el mundo). Era lo único que me inquietaba de la consulta, porque tenía muy claro que la niña esta sana, activa, juguetona.
Hemos comprobado eso sí que Sara va creciendo, y que de ese bebé feliz que se reía por cualquier cosa, que era tan fácil de consolar, va quedando poquito. Empieza a ser una niña pequeña con bastante personalidad, que sabe perfectamente lo que quiere y lo que no quiere, y aunque no hable lo sabe hacer entender perfectamente. O sea que se ha pasado toda la consulta entre llorando y renegando, queriendo escapar de la camilla hacia los brazos de mamá, y recriminándome con su media lengua de trapo que no nos fuéramos de allí y le dejara a ese señor hacerle esas cosas. Y por una parte me gusta que tenga esa personalidad y la muestre, que sea abierta y expresiva (otra cosa que tampoco a sacado de su madre), pero por la otra ¡¡echo de menos a mi bebé!!
Y por supuesto le han puesto las vacunas de rigor. Al parecer son algo más fuertes porque me ha advertido que puede ser que le tenga que poner hielo en los musletes, donde le ha pinchado. Y puede ser que empiece la fiebre, porque ahora mismo se me ha despertado la fiera llorando, cuando normalmente duerme una hora más. Os dejo, que me reclaman.
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